Sinopsis¿En qué dirección avanza la evolución? Hace mucho tiempo que los científicos se resisten a admitir que la evolución siga una dirección ascendente, desde los organismos supuestamente inferiores hasta la complejidad que, por ejemplo, ofrece el cerebro humano. De ahí que autores como Richard Dawkins o Stephen J. Gould, tan enfrentados en otras cuestiones, coincidan en comparar la evolución con un camino errático y azaroso. En el azar creador, el biólogo Ambrosio García Leal hace una decisiva aportación a esta crucial incógnita: la noción de bomba de complejidad; ésta promueve la plasticidad fenotípica –o capacidad de modificar la fisiología, la anatomía o el comportamiento según los requerimientos del medio– y permite comprender por qué, a pesar de todo, los organismos parecen alejarse cada vez más de la complejidad mínima y cómo consiguen afrontar de modo eficaz entornos impredecibles. Asimismo, introduce un nuevo concepto de la individualidad darwiniana, compatible con la integración de los individuos en asociaciones cooperativas susceptibles de ser favorecidas por la selección natural. A la hora de independizarse de la incertidumbre ambiental, el sexo y la capacidad de aprender desempeñan un papel fundamental.